Una armadura metálica de esa época pesaba entre 20 y 25 kilos, contando el casco (que equivalía a entre dos y cuatro kilos), por lo que no impedían el movimiento de los caballeros, sin embargo sí eran estorbosas. Este peso es menor al equipo completo de un bombero con tanque de oxígeno o al de un soldado moderno.
Además, era frecuente que los caballeros no entraran en combate con la armadura completa; usaban sólo las partes que protegían los órganos vitales. Pruebas con réplicas de armaduras medievales demuestran que incluso un hombre sin el entrenamiento adecuado es capaz de montar y desmontar a caballo con ella y levantarse tras una caída.
Más tarde, en el siglo XVII, estas protecciones de metal se hicieron más pesadas para resistir el impacto de las armas de fuego, que comenzaban a ser utilizadas; sin embargo, nunca impidieron el desplazamiento y la movilidad.
No sólo los miembros de la realeza podían contar con esta protección. Si bien es cierto que las armaduras exhibidas en museos son ostentosas, pues pertenecieron a reyes o príncipes, durante el Medievo existieron todo tipo de estos artefactos que podían conseguirseen mercados, herrerías o ferias, cuyo precio dependía de su calidad. Las de categoría media podían ser adquiridas por la clase comerciante, baja nobleza o por mercenarios, Los precios eran variables: una armadura completa fabricada en Alemania o Italia podía equivaler a cinco u ocho años de renta de la casa
Además, era frecuente que los caballeros no entraran en combate con la armadura completa; usaban sólo las partes que protegían los órganos vitales. Pruebas con réplicas de armaduras medievales demuestran que incluso un hombre sin el entrenamiento adecuado es capaz de montar y desmontar a caballo con ella y levantarse tras una caída.
Más tarde, en el siglo XVII, estas protecciones de metal se hicieron más pesadas para resistir el impacto de las armas de fuego, que comenzaban a ser utilizadas; sin embargo, nunca impidieron el desplazamiento y la movilidad.
No sólo los miembros de la realeza podían contar con esta protección. Si bien es cierto que las armaduras exhibidas en museos son ostentosas, pues pertenecieron a reyes o príncipes, durante el Medievo existieron todo tipo de estos artefactos que podían conseguirseen mercados, herrerías o ferias, cuyo precio dependía de su calidad. Las de categoría media podían ser adquiridas por la clase comerciante, baja nobleza o por mercenarios, Los precios eran variables: una armadura completa fabricada en Alemania o Italia podía equivaler a cinco u ocho años de renta de la casa
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