segunda-feira, 31 de outubro de 2011

¿A qué se llamó la “doncella de hierro”?










Muchos de los biógrafos de la condesa húngara Erzsébet Báthory, que vivió en el siglo XVI, incluyen un capítulo estremecedor. Según cuentan, la que fuera sobrina del príncipe de Transilvania y rey de Polonia por aquellos días, Istvan Báthory, tenía la creencia de que ingiriendo sangre humana obtendría la eterna juventud. Este supuesto maná debía proceder, preferentemente, de jóvenes vírgenes, por lo que comenzó con las que tenía más cerca, sus criadas. Antes de asesinarlas, las obligaba a mantener relaciones sexuales con ella, amenazándolas con mil y una formas de tortura. La muerte de las elegidas para el sacrificio no era dulce. Uno de los instrumentos preferidos de suplicio de Báthory era un artilugio conocido como la “doncella de hierro”. Había sido diseñado con la forma de una figura de mujer, de metal y hueco por dentro, y en su interior tenía unas barras punzantes muy afiladas. De modo que, al encerrar a las jóvenes dentro, éstas se desangraban.

Por un tiempo, la condesa pudo mantener en secreto su sangriento capricho, pero cuando escasearon las doncellas, comenzó a organizar cacerías nocturnas para buscar más vírgenes. Y, entonces, el hecho llegó a oídos del emperador Matyas II y Erzsébet fue juzgada y condenada por brujería; una recurrente sentencia de la época, por otro lado, para quitar a alguien del medio. Esto ha hecho sospechar a algunos historiadores, que han contemplado la posibilidad de que los muchos enemigos políticos de la condesa hicieran correr tales historias con la intención de arrebatarle su poder.

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